En la memoria colectiva de una nación no suele faltar algún momento de desasosiego provocado por algún desastre, guerra o invasión. En este sentido es muy gráfica la imagen de toda una armada invencible derrotada y hundida en mitad de un océano. Si a todo ello le unimos un desagüe por el que todo se pierde, hasta el vacío más absoluto... entonces, la depresión más absoluta nos sobreviene.
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